viernes, 8 de diciembre de 2006

La predisposición a la reflexión

Chuck Nolan

Hay días en que la tv está simplemente encendida para ofrecernos compañía. La olvidamos por completo, absortos en nuestros pensamientos, en nuestras planificaciones, en dudas; mientras la mano automáticamente le da la vuelta a la colección de canales a veces avanzando a veces retrocediendo, algo llama a tu atención, es una película con actores conocidos, la recuerdas e incluso recuerdas que fuiste al cine, el dedo buscador de contenido en los canales se detiene.




Le dicen a Chuck Nolan "El Náufrago" -¡Qué bien que hayas vuelto! ... estuve en tu funeral...- el tipo totalmente desconcertado y verdaderamente alienado se pregunta ¿funeral? -¿Y que había en mi ataud?- y con la total soltura del caso le responden un celular, un localizador -tú sabes... cosas que nos hicieran recordarte y que a la vez te representaran...- (los textos son aproximaciones de mi memoria pero el asunto va así). La fiesta continúa y al finalizar, con un tono jocoso y alegre, festejan: -¡Mañana te traeremos de vuelta a la vida!-.

Algo ocurre en mí, estas palabras se descontextualizan totalmente y las asimilo, me llegan, me afectan. En esta sociedad debes estar legalmente registrado al nacer, al casarte, y al morir. Para la burocracia debe ser muy novedoso un trámite de vuelta a la vida; me lo imaginé al jocoso amigo del buen Chuck Nolan llegando al nuevo registro civil de la Martha de Roldós (en Guayaquil) cogiendo un ticket y siempre sonriendo -Lo que pasa señorita es que a mi pana lo dimos por muerto... ¡pero no! resulta que estuvo todo este tiempo en una isla desierta en medio del océano, ¿que cual océano?, ah no se...el pacífico o el índico, ¿esa información es necesaria para regresarlo a la vida?...-.


No quisiera estar en una situación así, perderlo todo de repente, mientras hago mi trabajo, el cual me da de comer, una posición social y profesional, perder incluso la imagen propia, el cuerpo robustito propio de los gringos y convertirse en una especie de Robinson Crusoe drogadicto; todo esto está muy mal pienso yo mientras pongo de nuevo atención a la película: -¿Cuanto tiempo compro con esto?- se dirigió al taxista ofreciéndole algunos billetes con el mayor desprendimiento que he visto jamás hacia el dinero en un producto cinematográfico de hollywood, una vez más dejé de prestar atención y me doy cuenta que sin dinero no vivimos, lo necesitamos para todo, para comer, hospedarnos, incluso para ir a trabajar y ganar más dinero. ¿Y el tiempo? es relativo, tu tiempo, mi tiempo, el del guardia, del taxista, El Tiempo Es Dinero recuerdo, El Tiempo es Vida me respondo.

Para qué quería comprar algo de tiempo al taxista nuestro amigo Chuck Nolan, para poder ver y hablar con la mujer que iba a ser su esposa, ahora ella está casada, tiene hijos con otro, pero lo ama, lo recuerda aún, le cuenta cómo nunca perdió la fe, le muestra los mapas, las cartas geográficas y marítimas, le dice: -Tu debiste estar por aquí... y te recogieron por acá en tu balsa- oh dios, todo el tiempo estuvo pendiente, esperándolo, atenta, simplemente la razón humana le dijo que es muy improbable que vuelva, que debe rehacer su vida, que no pierda El Tiempo. Lloran, se abrazan, ella le devuelve su auto (el tiempo que compró ya no lo necesita, una vez más es dueño de su propio tiempo) él le devuelve algo a ella, le dice que lo mantuvo vivo, con ánimo y también le dice -Nunca debí subirme a ese avión- (le devolvió un reloj).

Hay días que tenemos extrañas sensaciones, que hay cosas que no debes hacer, lugares a los cuales no ir, programas de tv que no debes ver, cosas en las que no debes pensar.
A veces los simples hechos de estar vivo, de disponer de algo de tiempo, de contar con algo de dinero nos resultan tan automáticos pero nos revelan lo frágil que es nuestro sistema, lo leve que es lo que llamamos vida (en el sentido social, un trabajo, un grupo de amigos, costumbres, etc.) lo sencillo que es perderlo todo, naufragar en una de las más rutinarias acciones diarias, y volver sin poseer nada. Quizás estoi exagerando las dimensiones, esto pasa todos los días y muchas veces no lo notamos.

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