The Copycat Culture (poseídos por lo mediocre)
El oro precolombino enfrentado al vil plástico industrializado conquistador (entiéndase europeo o gringo).
Pero hay algo más que hemos perdido como grupo humano, las ganas de ser nosotros mismos, nos han trucado los espejos creando infinidad de temores y complejos, como puñaladas nos han mostrado los ideales, insertado caminos a seguir encapsulados en supositorios desvanecedores del orgullo e individualidad.
Hoy es casi imposible clamar por autenticidad a gran escala, lo que yo llamo el enemigo del ayer nos sigue asustando con sus modernas armas en casi todos los estratos de la vida, nos han llevado a ser copycats sin conciencia.
(Momento histórico y simbólico cuando Atahualpa no tuvo oídos para escuchar al "dios que habla")
Desde el modelo económico a seguir, pasando por el sueño americano, las ciudades regeneradas y la madre patria son llagas latentes que merman nuestro valor como ecuatorianos, no hay estímulo para crear nuevas cosas, simplemente nos condenaron a la repetición eterna, pero tal parece que la tinta se está acabando y las copias salen cada vez menos nítidas.
No por eso digo que rechazo la globalización ni el ser ciudadanos del mundo, peor aun evitar la conciencia mundial y la modernidad, sino que todas estas cosas son saludables cuando el proceso es completo, se tiene que ser niño antes de casarse y tener hijos, hoy por hoy vivimos como animalitos mecánicos: nacer, crecer, reproducirse y morir. He ahí porqué al mínimo logro internacional en cualquier aspecto nos llenamos de alegría y orgullo, ni siquiera la bandera tiene colores únicos, y todo esto sigue siendo transmitido de generación en generación, cayendo en lugares comunes veamos un botón de muestra:
No siempre han habido condiciones económicas en las familias ecuatorianas como para enviar a los más chicos a estudiar fuera, eso era un privilegio casi lujo, en base a esto un muchacho respondiendo a gustos personales y aficiones no le quedó otra alternativa que estudiar en El Colegio de Bellas Artes Juan José Plaza de la ciudad de Guayaquil (historia personal por si acaso): no hay nada más nefasto que introducir a un jovenzuelo en un ambiente hostil de seudo arte, donde el método y objetivo de aprendizaje era simplemente copiar las técnicas de varias épocas de la historia del arte con el fin de imitar a los maestros.
Si alguien aparecía con un cuadro propio, ellos (los profesores) no sabían como calificarlo, dentro de que medidas analizarlo, la autenticidad quedaba relegada, las figuras humanas debían siempre parecerse a Vitruvio, no había individualidad, no enseñaban a crear, se alentaba a usar revistas y dibujos de referencia, ¡copiar era la regla de oro!. Todo se me venía encima, estaba llamado a ser uno más so pena de perder el año colegial, no quedó más remedio, las lecciones de la vida llegan de los modos más extraños.
El día de hoy: entorno laboral, noto un problema con ciertas estrategias que tienen inmediato resultado en cifras, había leído de nuevas alternativas para resolver el inconveniente aplicando ideas locales en base al conocimiento de lo propio, pero no, no se lo consideraba normal, y se decidió copiar acciones ajenas ( que fueron creadas exclusivamente para su problema en particular) las cuales tampoco funcionan, por temor a más fracasos se abandona la idea, no se toman más riesgos.
Y casos así los vemos a cada rato, incluso la belleza busca imitar un canon extranjero, no da verguenza copiar programas de tv, versionar canciones, imitar gestos, gustos y vestimenta, ya nadie busca ser único, hay que ser como el resto para triunfar (todo esto según el común denominador).
Solución, ninguna, hay que esperar que quienes dominan el actual sistema mueran poco a poco, dejando paso a quienes fluctuamos entre las edades de 18 a 33, esto siendo pasivos, la otra solución, la más difícil, es ser fuertes, mantener la postura y valores personales, soportar las presiones sociales, vivir a través de sueños propios y volver al modelo de familia funcional para con el ejemplo (y con suerte genética) poco a poco repoblar esta pequeña tierra de personas sin complejos, con total conocimiento del pasado, sin repeticiones, con cultura, ganas de vivir una vida propia para ahora sí ser partícipes de un mundo del que no seamos sólo los invitados serviles.