En los brazos de la Diva Nicotina
foto captada con mi celular, (desde el centro del bar un trombón melancólico
invocaba a la alegría desde las sombras, porque la tristeza es necesaria)
Tenía exactamente 2 meses que no estaba en mi Guayaquil, y algunos más que no salía por las noches con mi esposa.
Sábado 17 de Marzo, desligados un poco de las obligaciones de ser recientemente padres decidimos salir a pesar de la lluvia (que nos dio suficiente tregua para tomar un taxi y llegar a nuestro sitio favorito: Diva Nicotina en Las Peñas).
La noche estaba un poco enrarecida a eso de las 9 y 30 pm (quizás por la lluvia) llegamos al lugar y estaba vacío, pero era perfecto porque ganas de multitudes no teníamos.
Luz tenue, blues, jazz, rock clásico, r&b, cigarrillos y una botella de Skyy. Mi esposa y yo conversábamos de muchas cosas recordando como hemos pasado en muy poco tiempo por demasiado, al comienzo debo aceptar que me sentí extraño al olvidarme de las preocupaciones excesivas de ser un padre de familia (lo he logrado bastante bien, he ahí la dificultad de lograr la disposición adecuada del ánimo, Carolina confesó sentirse igual) pero poco a poco y ayudado por el hecho de estar en la ciudad como un visitante disfrutè de todos y cada uno de los elementos que me producían agradables sensaciones (y sin ayuda de sustancias perceptuales).
Al cuarto o quinto trago y teniendo en frente la brisa del río junto a la visión de una parte del malecón y la curva donde finaliza la calle antes del túnel comenzamos a notar mayor movimiento que desencadenó en una oleada de gente que llegaba al cerro.
Realmente necesitábamos eso, situarnos en una posición de ver nuestra vida desde fuera para disfrutar los logros. Sirvió para una vez más sentirme dichoso de haber escogido bien mi camino, nuestro camino. Fue como el cierre de un ciclo (nuestra hija acaba de cumplir 5 meses) y la pausa necesaria para no perder las fuerzas ni el enfoque. Todo fue perfecto.
A eso de las 11 pm ya todas las mesas estaban llenas, la lluvia nuevamente caía y creaba una atmósfera perfecta que reunía todos los elementos que necesitaba de ese Guayaquil que me identifica.
La madera abundante del sitio, la gente no muy bulliciosa y la música adornaban un momento que aunque fugaz llegó como un conjuro que limpiándome hizo olvidar de todas mis persecuciones emocionales.
Amo a mi esposa, amo a mi hija, amo mi vida a la cual más que nunca me aferro y disfruto, realmente es cuestión de tener fuerzas y alguien a tu lado para compartir, y a su vez estar siempre atento a esa persona que necesitas y te necesita. Fluir, mezclarse y brillar.
Casi a la 1 am la música se detuvo mientras dos sujetos anónimos (chilenos creo yo) armados de una fender telecaster, un amplificador modesto y un trombón armaron una sedante y estimulante atmósfera improvisaba a ritmo de jazz, acústica como una queja, como un susurro, a ratos triste a ratos solitario, y profundo muy profundo, como una madrugada que sabe de la llegada de un sol, porque la alegría de la vida se la puede contemplar desde cualquier extremo, comprendí que todo es necesario, los grises y los colores, la luz y la sombra, me sentí triste de algún día perder la felicidad y la vida la cual hoy derrocho, tomada de mi mano la persona que amo sonreía y agradecí tanto que se me haya concedido tal belleza.
Sábado 17 de Marzo, desligados un poco de las obligaciones de ser recientemente padres decidimos salir a pesar de la lluvia (que nos dio suficiente tregua para tomar un taxi y llegar a nuestro sitio favorito: Diva Nicotina en Las Peñas).
La noche estaba un poco enrarecida a eso de las 9 y 30 pm (quizás por la lluvia) llegamos al lugar y estaba vacío, pero era perfecto porque ganas de multitudes no teníamos.
Luz tenue, blues, jazz, rock clásico, r&b, cigarrillos y una botella de Skyy. Mi esposa y yo conversábamos de muchas cosas recordando como hemos pasado en muy poco tiempo por demasiado, al comienzo debo aceptar que me sentí extraño al olvidarme de las preocupaciones excesivas de ser un padre de familia (lo he logrado bastante bien, he ahí la dificultad de lograr la disposición adecuada del ánimo, Carolina confesó sentirse igual) pero poco a poco y ayudado por el hecho de estar en la ciudad como un visitante disfrutè de todos y cada uno de los elementos que me producían agradables sensaciones (y sin ayuda de sustancias perceptuales).
Al cuarto o quinto trago y teniendo en frente la brisa del río junto a la visión de una parte del malecón y la curva donde finaliza la calle antes del túnel comenzamos a notar mayor movimiento que desencadenó en una oleada de gente que llegaba al cerro.
Realmente necesitábamos eso, situarnos en una posición de ver nuestra vida desde fuera para disfrutar los logros. Sirvió para una vez más sentirme dichoso de haber escogido bien mi camino, nuestro camino. Fue como el cierre de un ciclo (nuestra hija acaba de cumplir 5 meses) y la pausa necesaria para no perder las fuerzas ni el enfoque. Todo fue perfecto.
A eso de las 11 pm ya todas las mesas estaban llenas, la lluvia nuevamente caía y creaba una atmósfera perfecta que reunía todos los elementos que necesitaba de ese Guayaquil que me identifica.
La madera abundante del sitio, la gente no muy bulliciosa y la música adornaban un momento que aunque fugaz llegó como un conjuro que limpiándome hizo olvidar de todas mis persecuciones emocionales.
Amo a mi esposa, amo a mi hija, amo mi vida a la cual más que nunca me aferro y disfruto, realmente es cuestión de tener fuerzas y alguien a tu lado para compartir, y a su vez estar siempre atento a esa persona que necesitas y te necesita. Fluir, mezclarse y brillar.
Casi a la 1 am la música se detuvo mientras dos sujetos anónimos (chilenos creo yo) armados de una fender telecaster, un amplificador modesto y un trombón armaron una sedante y estimulante atmósfera improvisaba a ritmo de jazz, acústica como una queja, como un susurro, a ratos triste a ratos solitario, y profundo muy profundo, como una madrugada que sabe de la llegada de un sol, porque la alegría de la vida se la puede contemplar desde cualquier extremo, comprendí que todo es necesario, los grises y los colores, la luz y la sombra, me sentí triste de algún día perder la felicidad y la vida la cual hoy derrocho, tomada de mi mano la persona que amo sonreía y agradecí tanto que se me haya concedido tal belleza.
6 comentarios:
Felicidades.
Chévere compartir con el ser amado momentos especiales.
Saludos, es reconfortante escapar un poco de la rutina como para reiniciar los ciclos o etapas, este post se lo dedico a mi esposa.
Me alegra mucho leer esto definitivamente, no pudistes describir mejor como se puede vivir la vida felizmente, no se necesita otra cosa , esa es la verdadera logica .
Me alegra saber que no necesitas substacias perceptuales para poder vivir a pleno con las cosas, estos son los pensamientos que te hacen seguir cada dia adelante disfrutar de tu juventud , seguir tu vida y arrastrar a todas las personas que puedas con tu felicidad.
en fin hace un rato escribi algo mejor pero no se mando en fin esto es casi la idea que queria decir , espero poder seguir tu ejemplo o empezar mi propia historia.
saludos y lso mejores deseos
desde la tierra de la musica mediocre.
B.B.A.A
rectifico un error no quise decir saludos desde la tierra de la musica mediocre , quise decir saludos desde la tierra del rock mediocre.
me confundi de ideas mil perdones
pues eso intento, vivir bien: osea en paz, armonía, compartiendo y disfrutando, ya quisiera que quedaran atrás definitivamente los problemas de ego, frustraciones y demás que siempre buscan aparecer, pero aquí estamos para hacerle frente a lo que sea... saludos oswaldo... y procura pasarla muy bien allá, disfruta de los buenos aires de otra ciudad.. y lo de rock mediocre... mmm no sabría decirte ,necesitaría conocer mucho más allá que charli y compañía, y cerati se escapa de la idea de mediocridad más que demostradamente...
"...tomada de mi mano la persona que amo sonreía y agradecí tanto que se me haya concedido tal belleza."
Que más podría agregar a eso? primera vez que paso por aquí y me impacto esa estrofa, cuanto amor junto al vaiven de la música.
Bloody kisses
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