miércoles, 3 de enero de 2007

Bajo las oscuras nubes cargadas


Bajo las oscuras nubes cargadas de inminente lluvia soy feliz.
Esta mañana la intuí peculiar; vale decir que en el 2006 la lluvia me resultó esquiva, quizás los cambios climáticos o el hecho de que ya no vivo en Guayaquil contribuyeron al hecho; realmente extrañaba la lluvia (y aún lo hago), el techo falso de nubes trajo consigo un inesperado ánimo (casi digo - ¡ey! se que estás ahí lluvia, ¿qué esperas para mojar y limpiar todo?-).
Mientras esperaba el transporte de la empresa me emocioné al recordar el olor a cemento húmedo y a tierra mojada, añoré las primeras gotas que tímidas comienzan a empapar el cabello, los charcos y la sensación de constante permanencia en este mundo (a la lluvia no le importa la ropa que uses), se las arregla para cubrirte; lluvia y piel, lluvia y vida.
Me transporté años atrás a la infancia cuando esperaba ansioso el primer aguacero buscando cualquier pretexto para correr bajo el cielo, me alegré saber que aún habita en mí ese pequeño que encontraba relax en el sonido de los techos fustigados por las incansables gotas, que le resultaba divertido hallar una gotera (reflexionaba inocentemente que para el agua nada es imposible).
Bajo las oscuras nubes cargadas de inminente lluvia supe que crecí y que me resulta fascinante descubrir que ciertas cosas siguen intactas.

(Recomiendo este video de Royksopp, el sentir adecuado para esta mañana)

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