lunes, 8 de enero de 2007

Volver a nacer


Esto va más allá de las posturas sobre nuestra existencia. No sabemos si somos un eterno loop de vida, alma reciclada aprendiendo y perfeccionándose para algún día formar parte del universo como simple energía o si somos seres únicos irrepetibles con existencia limitada a lo que llamamos vida terrena. Cuerpo, alma y mente. Vida y muerte. Hay cosas que llegado un momento de nuestro proceso de "crecer" son necesarias tener claras. ¿Qué clase de educación espiritual o religiosa debo inculcarle a mi hija cuando esté en edad de acudir a la fe o al amor?. ¿Debo seguir la larga tradición de un bautizo prematuro dentro de la religión católica-apostólica-romana que tan pasiva, farsante y polémica me resulta?. O debo dejarla crecer hasta que tenga edad de decidir, obviamente guiándola dentro de preceptos afines al humanismo, la moral y el amor al prójimo, inculcándole a manera histórica sobre la Biblia, sus enseñanzas y personajes como ejemplos de conducta. Yo creo en Dios, y en su hijo Jesús, quiero creer en esta bella historia de amor, esperanza, entrega y sacrificio mientras otros se preocupan por los pequeños factores: que si son una misma persona o son una trinidad representada por padre, hijo y espíritu; esto a la larga no interesa, son detalles técnicos a mi parecer. Lo destacable es la cantidad de seguidores, toda la maquinaria de fe e iglesias que giran en torno a lo que podría ser una genialidad de mitología de puño y letra humana, sea inspiración divina directa o no, ¿acaso el intelecto y aspiración artística literaria no son rasgos que nos diferencian del resto de la creación?, al fin y al cabo hasta este hecho podía despertar la fe en muchos.


Volviendo al tema de volver a nacer, asistí hace poco a un bautizo y estuve muy atento a todo, ya que según lo convencional en los primeros meses de vida se debe administrar el sacramento del bautismo para "liberar del pecado original" a tiernas criaturas que no tienen idea de lo que está sucediendo a su alrededor. Decía el cura (ataviado con su sotana/disfraz ) que bautizarse es volver a nacer, que abandonamos nuestra procedencia pecaminosa (¿¡!?) e ingresamos a un universo como hijos de dios (me parece insensato pensar que mi hija, tan indefensa y linda en sus 3 meses de vida, es -producto del pecado y del amor egoísta- según palabras de Don Curita de turno), que dejamos de ser hijos del mundo y somos adoptados por "la infinita misericordia del creador", que el sólo hecho de provenir del calor energético de "la carne" y la pasión nos hace indignos de ser considerados miembros de la gran familia de dios y que todo esto se limpia con el sanador flujo del agua bendita (me huele a magia, o más bien a anticuados simbolismos). En ese instante me imaginé habitando una isla desierta, nada de salvajismos, llevando una vida dedicado al trabajo y a la familia, y desconociendo un dios occidental socialmente aceptado, imaginé a mis frutos, mi prole, resultada del amor y la unión, retozando ignorante del rechazo divino, sonriendo y corriendo sin saber que no son hijos de dios.
Este señor en su oficio de maestre de ceremonia, citó pasajes bíblicos que hablaban de volver a nacer, de escoger ser hijos de dios (hasta ahí todo dentro de la lógica) y formar parte de su rebaño alejados de lo mundano, pero he aquí el asunto: "escoger ser hijos de dios", ELEGIR nuestro cambio con total conciencia, asimilando enseñanzas espirituales, pero ¿que puede saber de todo esto un niño de meses o de menos de 6 años de edad?, muchos padres temerosos de la furia divina, procurando evitar ser mal vistos arman toda una parafernalia religiosa, con oficio, misa, curso de iniciación para padrinos, velas, vestimentas, aguas benditas, cuota para el cura e iglesia y luego una celebración. Me huele a engaño. El impulso puede tener implícito un amor profesado a nuestros hijos, un intento de iniciar la vida al servicio de la fe, enmarcado en los parámetros de una vida cristiana, ¿pero porqué el apuro? no es más bello y sublime que nuestros hijos como resultado de nuestra guía y empeño decidan formar parte de una creencia, de un culto y de una religión. O será que la iglesia desconfía de nuestra labor de padres haciendo obligatoria esta "afiliación" temprana a las filas del catolicismo.
Sigo en mis dudas, de todos modos sobre el futuro de mi hija no sólo decido yo, debo llegar a un consenso y salir airoso de acusaciones de hereje, impío y traidor; debo confesar que últimamente ando muy temeroso sobre la verdad de todo, no quisiera que mi pequeña por una simple tradición forme parte de una iglesia al servicio del mal que cuando llegue el tan publicitado final de los días sea descubierta como una falacia hábilmente estructurada a través de la historia fusionada con todo tipo de rituales que debieron ser acogidos para ampliar su aceptación y posterior enriquecimiento como institución ahora poseedora de un inmenso poder terrenal.

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