28
Cuando celebramos un año más de vida tal vez lo tomamos muy en serio y pensamos en lo recorrido y lo que no hemos logrado. Y creo que en eso se pierde lo de celebración.
En este caso, no encuentro mejor modo de decirle Feliz Cumpleaños a la valiente mujer con la que compartimos La Vida que dedicándole unas palabras en este espacio.
Todo se ha dicho, todo se ha hecho. Todos los regalos posibles están y no están.
Tu cumple nos coge en una época que ni siquiera podríamos definir si estamos en crisis. Están en juego principios, aspiraciones personales, sueños viejos y nuevos, prioridades, necesidades, profesiones, educación, en fin, la revolución aún no ha terminado, ha sido un comienzo prolongado. Pero maravilloso.
Detectar defectos, es casi tan bello como sacar con pinzas nuestras virtudes en medio de discusiones y malentendidos. Son demasiados procesos ocurriendo simultáneamente que cuesta acostumbrarse tan rápido a nuestras constantes actualizaciones. Pero nuestra institución esta construida con las esencias, con las matrices de nuestras personalidades.
Admiro tu entrega, tu valor, tu entusiasmo y las honestas ganas cuando me incitas a continuar.
Que tenemos un objetivo. El objetivo es el mismo, y lo estamos afrontando juntos, la conformación y estructura de nuestro equipo nos ha tenido a veces agitados, cuando uno va junto al otro (y no delante ni atrás) las caídas son mutuas, cuesta levantarse sin el inmediato apoyo. Pero estas levantadas nos descubren como personas cada vez más grandes, y con la certeza que se confirma día a día que no nos hemos equivocado.
Hemos estado retrasando un poco el arranque de la cuenta regresiva acá en Manta, y ese regreso hoy tú lo necesitas más que yo, y tocará tal vez un esfuerzo aún mayor desacostumbrarse a la costumbre que tanto nos costó. Pero así mismo es.
Hace 28 años naciste, hace casi 2 eres madre y hace casi 3 estamos juntos (más allá del matrimonio y lo físico, estar juntos es ser uno). Y siento que en este día, en estos días, no hay nada más importante que decir te amo, y que eso difícilmente se va a terminar. No depende de perecible ni los compromisos.
Yo acá en el trabajo esperando que acabe el día y tu allá en la casa, con nuestra hija. Ansiosos por vernos y simplemente conversar. Mi día recién empieza cuando vuelvo a casa. Y esa casa, ese hogar, no fuera ni la mitad de acogedor y firme si no fuera por tu especial presencia, yo me quebraría en pedazos sin tu soporte y capacidad. Mi mente no estuviera ni de lejos enfocada sin tu (a veces equivocadamente reprochada) claridad y realismo.
No, la verdad no creo que estas palabras te hagan mérito.
E insisto: te amo, gracias por ser tan especial.
¡Y que viva la santa!.